jueves, 14 de junio de 2007

Eveningstar - Compilación #3

11 de Eleint, Año de la Magia Salvaje (1372 DR), Medianoche.
Eveningstar, Reino de Cormyr.

La luna se encontraba ya en su punto más alto cuando Arianna salió de la Jarra Solitaria y se dirigió cabalgando hacia la villa de la familia Dundragon. La villa se encontraba a una hora de camino saliendo de Eveningstar por el oeste a través del Camino Alto, que sale de las montañas al oeste de Cormyr y atraviesa Eveningstar, para seguir luego hacia Arabel. Desde la villa se podía ver fácilmente el templo de Lathander, El Señor de la Mañana, hacia el norte, a no más de media hora de camino. Hacia el sur, el Bosque del Rey se veía bastante tranquilo, a pesar de los orcos que habitaban en las partes más profundas del mismo desde hacía un año. No había un alma en el camino esa noche.
A mitad de camino, el caballo de Arianna empezó a mostrar signos de agitación. Arianna miró hacia el bosque: Siempre cabía la posibilidad de que un grupo de orcos intentase atacar a algún viajero desprevenido. Sus sospechas tenían fundamento, puesto que inmediatamente notó cuatro pares de ojos rojos y brillantes que la veían de entre los matorrales.
"Ya casi lo olvidaba, hacía tanto tiempo que no tomaba este camino a estas horas..." se dijo Arianna a sí misma en un fugaz pensamiento mientras se bajaba de su caballo, usándolo de cobertura mientras trazaba rápidamente un círculo a su alrededor con polvo de plata y rezaba empuñando su símbolo sagrado. Tanto ella como su caballo se vieron rodeados por un brillo plateado por unos segundos.
Mientras invocaba su círculo de protección, cuatro rayos brillantes salieron de las cuatro figuras: Uno de los rayos la golpeó en el pecho, justo cuando terminaba su hechizo, y los otros dos golpearon a su caballo, haciéndolo relinchar de dolor; el cuarto rayo se perdió entre los matorrales. Arianna de pronto sintió que aumentaba el peso que llevaba encima, mientras veía cómo su caballo se alejaba galopando. Gotas de sudor empezaron a rodar por su frente. Las figuras abrieron de pronto unas alas de murciélago y se elevaron por los aires en dirección hacia ella, rodeándola mientras mantenían una distancia prudencial de ella, volando a baja altura. No eran orcos... eran las mismas gárgolas negras que atacaron a los Zhentarim.
"De todas las cosas en el mundo... éstas. Bueno, a combatir" pensó Arianna. Recordando que en su encuentro anterior pudo notar que a las gárgolas les molestaba el fuego (y a quién no), Arianna tomó cuatro colas de gusanos de luz de su bolsa mientras entonaba otra oración y movía sus manos para lanzar otro hechizo. Al finalizar, unas frías llamas color verde la rodearon completamente.
La primera gárgola voló hacia Arianna, atacándola con sus garras y consiguiendo atravesar su armadura con una de ellas, inflingiéndole una profunda herida en el hombro. La gárgola dio un grito de dolor al recibir daño de las llamas que envolvían a Arianna, y se elevó por los aires de nuevo, retomando su posición. Al ver aquello, la segunda gárgola lanzó una esfera negra sobre Arianna, la cual explotó vaciando todo el aire alrededor de ella, y aturdiéndola por unos segundos. Cuando se recuperó, vio que estaba atrapada dentro de un globo de fuerza resplandeciente.
- Quédate aquí, esclava de los dioses, mientrras vamos a saludarr a tu familia. - Dijo una de las gárgolas y, con una terrible carcajada, las cuatro gárgolas se alejaron velozmente en dirección a la casa de Arianna.
Después de considerar rápidamente varias opciones, Arianna decidió que lo más importante era detener a esas gárgolas lo más pronto posible. Se reincorporó, respiró profundo para tranquilizase y comenzó a recitar de nuevo una oración a su señor mientras movía sus manos grácilmente, concentrándose en la luz del Sol. De pronto, un rayo de luz comenzó a emerger desde las palmas de sus manos, el cual luego salió disparado directamente hacia la gárgola que se estaba alejando más rápidamente. Para su sorpresa, el rayo se disipó con un fogonazo al chocar contra la esfera de fuerza. En ese momento, las nubes cubrieron la luna y todo se tornó más oscuro, mientras las gárgolas seguían volando a toda velocidad hasta perderse de vista.
---o---
Falrinn salió de La Jarra Solitaria varios minutos después de Arianna, y la vio por un momento mientras se alejaba por las calles hacia, seguramente, su casa. La calle estaba desierta, y sólo unas pocas luces encendidas en la calle (y el bullicio proveniente de la taberna) indicaban que, en efecto, había gente viviendo en ese pueblo. De pronto, una imagen le llegó a la memoria: Una elfa con cabellos plateados que salían debajo de una capucha gris y ojos azules que lo miraban con tristeza. La imagen se fué tan rápido como llegó, y un nombre le llegó a la mente: "Quamara."
Algo vibró en uno de sus bolsillos, y dos estatuillas doradas, una de un anciano y otra de una gran loba salieron de éste para luego retornar a sus formas originales: Nikanttus y Arsh.
El viejo druida se desperezó y se limpió la baba que le escurría entre las encías mientras observaba extrañado su entorno. Se apoyó en su viejo bastón y, sin preocuparse por su túnica vieja y llena de polvo, se levantó.
Arsh se limitó a mirar con fijeza (y hacia abajo) al gnomo que tenía en frente, mientras gruñía.
Al pasear su mirada por primera vez, Nikanttus sólo notó que no estaba en su bosque. Pero no era de extrañarle que no recordara cómo llegó, pues tampoco recordaba dónde estaba el día anterior, y no era la primera vez que le ocurría. Al posar su vista en el extraño y pequeño peatón, decidió que a pesar de la corta edad del niño bien podría saber cómo se llamaba su pueblo.
- Disculpa, muchacho, ¿en qué pueblo estamos?
Fallrin fue presa de un momentáneo estupor por culpa de la impresión que causó la materialización de este insólito par, más nadie puede decir que los bardos no saben adaptarse a la situación y triste será el día en Faerûn en que un bardo se quede sin palabras. ¡Que Oghma no lo permita jamás!
- Bueno, estamos en Eveningstar, señor, feudo de la gran señora Tessaril y casa de un gran templo del Señor de la Mañana. - Así iba hablando Falrrin, recuperando toda su elocuencia palabra tras palabra - Sin embargo, muchacho me ha llamado, y eso no soy. Me llamo Falrrin Whitehorn. Gnomo bardo de renombre y reconocido aventurero. Si es tan amable, ¿me podría decir su nombre? Supongo que luchó con nosotros en los Haunted Halls porque es el único momento en que no he estado. Si es así, un placer tener su sabiduría, honorable señor. - Las palabras de Falrrin eran muy respetuosas, ya que todo bardo que se aprecie tiene en alto mérito a un hombre de edad avanzada. Es en éstos es que residen el conocimiento, la sabiduría y las historias de épocas pasadas.
Nikanttus forzó la vista. "Sí, sí parece un gnomo. Pero, si es bardo, ¿por qué está tan armado?"- ¿Pelear? Asrh, ¿te estuviste portando mal? Le pido mis disculpas si mi amiga le causo problemas. Loba mala, te he dicho cien veces que no se juega con la comida. Ve y pídele disculpas al señor.
Arsh se acercó un poco a Falrinn y, con ojos de inocencia y gimiendo, dio una vuelta a su alrededor y regresó a sentarse al lado de Nikanttus.
- No se preocupe, hace mucho que le cae mal la carne cruda. Mi nombre es - respiró profundo y puso una mirada extraviada - Nikanttus Tadus, Maestro del segundo círculo y protector... - Un repentino ataque de tos le impidió continuar. Después de aclarar su garganta, prosiguió: - Bueno, en resumen, soy el druida de la región, aunque no se si sea de esta, o era de la del simpático caballero que mató al dragón... Sí, sí debe ser.
Nikanttus guardó silencio, mientras intentaba recordar alguna historia que valiera la pena para poder intercambiar historias con el bardo.
---o---
Jorem, después de solicitarle al tabernero una habitación (y pagar tres leones de oro por ella), subió a aquélla y se preparó como siempre: Cerró la ventana, aseguró la puerta y se acostó plácidamente a dormir un poco. Realmente Jorem dormía muy poco, y gran parte de las noches se las dedicaba a meditar para encontrar paz en su mente y concentrarse.
---o---
Thorik miró a su alrededor, y luego de convencerse que después que se acaba el alcohol se acaba la fiesta, levantó el brazo.
- ¡Camarera, la cuenta!" - exclamó - Trataré de pagar lo mío, al menos. ¿Alguien tiene idea de cuánto cuestan los cuartos?" - preguntó al primero que le respondiera.
- No te preocupes, hermanito. Esta va por mi cuenta. - Dijo Belmara.
Una de las meseras se acercó y dijo: - Son un león de oro y dos halcones de plata, señorita. Si desea una habitación, pídasela al tabernero.
Belmara pagó lo debido y, mirando a Rufus, dijo: - Bueno, señor Rufus, un placer tenerlo como compañero de mesa esta noche. Buenas Noches.
Luego se acercó al tabernero y le solicitó tres habitaciones, para ella, su hermano y Falrinn. Un león de oro y dos halcones de plata. "¡Qué robo!", pensó Belmara. "Es la última vez que dejo que el gnomo escoja el local." Pagó el precio y subió a su habitación.
De camino a su habitación, Thorik le deseó buenas noches a su hermana y abrió la puerta. Comprobó si había una silla adecuada, con la cual trancó la puerta poniéndola debajo del pomo, y luego de despojarse de su armadura (trabajo bastante laborioso, por cierto), revolvió en su equipaje y sacó una pata de cabra (léase barra de metal para hacer palanca) y la encajó entre los tiradores de la ventana de madera. Sin quitarse su preciado amuleto y anillo, pensó antes de acostarse: "Toda precaución es poca con tanto lambucio que ronda por ahí." Suspiró profundo y se durmió.
---o---
El único que quedaba en la mesa era Rufus, el cual, después de despedirse de sus compañeros, siguió tomando su cerveza. De pronto, lo rodeó un extraño resplandor, y en el lapso de un parpadeo, tanto él como Elsa se convirtieron en diminutas estatuillas de oro y desaparecieron.
Afortunadamente, sólo la mesera vio el sorprendente hecho (el resto o estaban demasiado borrachos para darse cuenta, o simplemente estaban viendo hacia otro lado), y se limitó a pensar "Magos, todos son igualitos..." De pronto, se dio cuenta que nadie había pagado la cuenta del halfling, y maldijo para sus adentros.

1 comentario:

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