jueves, 14 de junio de 2007

Eveningstar - Compilación #3

11 de Eleint, Año de la Magia Salvaje (1372 DR), Medianoche.
Eveningstar, Reino de Cormyr.

La luna se encontraba ya en su punto más alto cuando Arianna salió de la Jarra Solitaria y se dirigió cabalgando hacia la villa de la familia Dundragon. La villa se encontraba a una hora de camino saliendo de Eveningstar por el oeste a través del Camino Alto, que sale de las montañas al oeste de Cormyr y atraviesa Eveningstar, para seguir luego hacia Arabel. Desde la villa se podía ver fácilmente el templo de Lathander, El Señor de la Mañana, hacia el norte, a no más de media hora de camino. Hacia el sur, el Bosque del Rey se veía bastante tranquilo, a pesar de los orcos que habitaban en las partes más profundas del mismo desde hacía un año. No había un alma en el camino esa noche.
A mitad de camino, el caballo de Arianna empezó a mostrar signos de agitación. Arianna miró hacia el bosque: Siempre cabía la posibilidad de que un grupo de orcos intentase atacar a algún viajero desprevenido. Sus sospechas tenían fundamento, puesto que inmediatamente notó cuatro pares de ojos rojos y brillantes que la veían de entre los matorrales.
"Ya casi lo olvidaba, hacía tanto tiempo que no tomaba este camino a estas horas..." se dijo Arianna a sí misma en un fugaz pensamiento mientras se bajaba de su caballo, usándolo de cobertura mientras trazaba rápidamente un círculo a su alrededor con polvo de plata y rezaba empuñando su símbolo sagrado. Tanto ella como su caballo se vieron rodeados por un brillo plateado por unos segundos.
Mientras invocaba su círculo de protección, cuatro rayos brillantes salieron de las cuatro figuras: Uno de los rayos la golpeó en el pecho, justo cuando terminaba su hechizo, y los otros dos golpearon a su caballo, haciéndolo relinchar de dolor; el cuarto rayo se perdió entre los matorrales. Arianna de pronto sintió que aumentaba el peso que llevaba encima, mientras veía cómo su caballo se alejaba galopando. Gotas de sudor empezaron a rodar por su frente. Las figuras abrieron de pronto unas alas de murciélago y se elevaron por los aires en dirección hacia ella, rodeándola mientras mantenían una distancia prudencial de ella, volando a baja altura. No eran orcos... eran las mismas gárgolas negras que atacaron a los Zhentarim.
"De todas las cosas en el mundo... éstas. Bueno, a combatir" pensó Arianna. Recordando que en su encuentro anterior pudo notar que a las gárgolas les molestaba el fuego (y a quién no), Arianna tomó cuatro colas de gusanos de luz de su bolsa mientras entonaba otra oración y movía sus manos para lanzar otro hechizo. Al finalizar, unas frías llamas color verde la rodearon completamente.
La primera gárgola voló hacia Arianna, atacándola con sus garras y consiguiendo atravesar su armadura con una de ellas, inflingiéndole una profunda herida en el hombro. La gárgola dio un grito de dolor al recibir daño de las llamas que envolvían a Arianna, y se elevó por los aires de nuevo, retomando su posición. Al ver aquello, la segunda gárgola lanzó una esfera negra sobre Arianna, la cual explotó vaciando todo el aire alrededor de ella, y aturdiéndola por unos segundos. Cuando se recuperó, vio que estaba atrapada dentro de un globo de fuerza resplandeciente.
- Quédate aquí, esclava de los dioses, mientrras vamos a saludarr a tu familia. - Dijo una de las gárgolas y, con una terrible carcajada, las cuatro gárgolas se alejaron velozmente en dirección a la casa de Arianna.
Después de considerar rápidamente varias opciones, Arianna decidió que lo más importante era detener a esas gárgolas lo más pronto posible. Se reincorporó, respiró profundo para tranquilizase y comenzó a recitar de nuevo una oración a su señor mientras movía sus manos grácilmente, concentrándose en la luz del Sol. De pronto, un rayo de luz comenzó a emerger desde las palmas de sus manos, el cual luego salió disparado directamente hacia la gárgola que se estaba alejando más rápidamente. Para su sorpresa, el rayo se disipó con un fogonazo al chocar contra la esfera de fuerza. En ese momento, las nubes cubrieron la luna y todo se tornó más oscuro, mientras las gárgolas seguían volando a toda velocidad hasta perderse de vista.
---o---
Falrinn salió de La Jarra Solitaria varios minutos después de Arianna, y la vio por un momento mientras se alejaba por las calles hacia, seguramente, su casa. La calle estaba desierta, y sólo unas pocas luces encendidas en la calle (y el bullicio proveniente de la taberna) indicaban que, en efecto, había gente viviendo en ese pueblo. De pronto, una imagen le llegó a la memoria: Una elfa con cabellos plateados que salían debajo de una capucha gris y ojos azules que lo miraban con tristeza. La imagen se fué tan rápido como llegó, y un nombre le llegó a la mente: "Quamara."
Algo vibró en uno de sus bolsillos, y dos estatuillas doradas, una de un anciano y otra de una gran loba salieron de éste para luego retornar a sus formas originales: Nikanttus y Arsh.
El viejo druida se desperezó y se limpió la baba que le escurría entre las encías mientras observaba extrañado su entorno. Se apoyó en su viejo bastón y, sin preocuparse por su túnica vieja y llena de polvo, se levantó.
Arsh se limitó a mirar con fijeza (y hacia abajo) al gnomo que tenía en frente, mientras gruñía.
Al pasear su mirada por primera vez, Nikanttus sólo notó que no estaba en su bosque. Pero no era de extrañarle que no recordara cómo llegó, pues tampoco recordaba dónde estaba el día anterior, y no era la primera vez que le ocurría. Al posar su vista en el extraño y pequeño peatón, decidió que a pesar de la corta edad del niño bien podría saber cómo se llamaba su pueblo.
- Disculpa, muchacho, ¿en qué pueblo estamos?
Fallrin fue presa de un momentáneo estupor por culpa de la impresión que causó la materialización de este insólito par, más nadie puede decir que los bardos no saben adaptarse a la situación y triste será el día en Faerûn en que un bardo se quede sin palabras. ¡Que Oghma no lo permita jamás!
- Bueno, estamos en Eveningstar, señor, feudo de la gran señora Tessaril y casa de un gran templo del Señor de la Mañana. - Así iba hablando Falrrin, recuperando toda su elocuencia palabra tras palabra - Sin embargo, muchacho me ha llamado, y eso no soy. Me llamo Falrrin Whitehorn. Gnomo bardo de renombre y reconocido aventurero. Si es tan amable, ¿me podría decir su nombre? Supongo que luchó con nosotros en los Haunted Halls porque es el único momento en que no he estado. Si es así, un placer tener su sabiduría, honorable señor. - Las palabras de Falrrin eran muy respetuosas, ya que todo bardo que se aprecie tiene en alto mérito a un hombre de edad avanzada. Es en éstos es que residen el conocimiento, la sabiduría y las historias de épocas pasadas.
Nikanttus forzó la vista. "Sí, sí parece un gnomo. Pero, si es bardo, ¿por qué está tan armado?"- ¿Pelear? Asrh, ¿te estuviste portando mal? Le pido mis disculpas si mi amiga le causo problemas. Loba mala, te he dicho cien veces que no se juega con la comida. Ve y pídele disculpas al señor.
Arsh se acercó un poco a Falrinn y, con ojos de inocencia y gimiendo, dio una vuelta a su alrededor y regresó a sentarse al lado de Nikanttus.
- No se preocupe, hace mucho que le cae mal la carne cruda. Mi nombre es - respiró profundo y puso una mirada extraviada - Nikanttus Tadus, Maestro del segundo círculo y protector... - Un repentino ataque de tos le impidió continuar. Después de aclarar su garganta, prosiguió: - Bueno, en resumen, soy el druida de la región, aunque no se si sea de esta, o era de la del simpático caballero que mató al dragón... Sí, sí debe ser.
Nikanttus guardó silencio, mientras intentaba recordar alguna historia que valiera la pena para poder intercambiar historias con el bardo.
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Jorem, después de solicitarle al tabernero una habitación (y pagar tres leones de oro por ella), subió a aquélla y se preparó como siempre: Cerró la ventana, aseguró la puerta y se acostó plácidamente a dormir un poco. Realmente Jorem dormía muy poco, y gran parte de las noches se las dedicaba a meditar para encontrar paz en su mente y concentrarse.
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Thorik miró a su alrededor, y luego de convencerse que después que se acaba el alcohol se acaba la fiesta, levantó el brazo.
- ¡Camarera, la cuenta!" - exclamó - Trataré de pagar lo mío, al menos. ¿Alguien tiene idea de cuánto cuestan los cuartos?" - preguntó al primero que le respondiera.
- No te preocupes, hermanito. Esta va por mi cuenta. - Dijo Belmara.
Una de las meseras se acercó y dijo: - Son un león de oro y dos halcones de plata, señorita. Si desea una habitación, pídasela al tabernero.
Belmara pagó lo debido y, mirando a Rufus, dijo: - Bueno, señor Rufus, un placer tenerlo como compañero de mesa esta noche. Buenas Noches.
Luego se acercó al tabernero y le solicitó tres habitaciones, para ella, su hermano y Falrinn. Un león de oro y dos halcones de plata. "¡Qué robo!", pensó Belmara. "Es la última vez que dejo que el gnomo escoja el local." Pagó el precio y subió a su habitación.
De camino a su habitación, Thorik le deseó buenas noches a su hermana y abrió la puerta. Comprobó si había una silla adecuada, con la cual trancó la puerta poniéndola debajo del pomo, y luego de despojarse de su armadura (trabajo bastante laborioso, por cierto), revolvió en su equipaje y sacó una pata de cabra (léase barra de metal para hacer palanca) y la encajó entre los tiradores de la ventana de madera. Sin quitarse su preciado amuleto y anillo, pensó antes de acostarse: "Toda precaución es poca con tanto lambucio que ronda por ahí." Suspiró profundo y se durmió.
---o---
El único que quedaba en la mesa era Rufus, el cual, después de despedirse de sus compañeros, siguió tomando su cerveza. De pronto, lo rodeó un extraño resplandor, y en el lapso de un parpadeo, tanto él como Elsa se convirtieron en diminutas estatuillas de oro y desaparecieron.
Afortunadamente, sólo la mesera vio el sorprendente hecho (el resto o estaban demasiado borrachos para darse cuenta, o simplemente estaban viendo hacia otro lado), y se limitó a pensar "Magos, todos son igualitos..." De pronto, se dio cuenta que nadie había pagado la cuenta del halfling, y maldijo para sus adentros.

lunes, 4 de junio de 2007

Reparto de Las Estatuillas de Oro

En esta entrada al blog, podrán conocer a los personajes de los jugadores de esta historia. Las identidades serán mantenidas en secreto. Sin embargo, pueden entrar en contacto con el narrador en la página del grupo, si desean contactar a alguno de los miembros.

Los personajes están descritos en orden alfabético.

Annelis Burcath
Raza: Humana de ascendencia difícil de describir, entre Damaran y Chondathan.
Descripción: Esta joven y hermosa mujer, relativamente alta, delgada pero voluptosa, y con unos senos que deben estar (para su talla) bajo un hechizo de levitación, tiene cabellos negros largos y ondulados; ojos grandes de un verde difícil de definir: cambiantes con la luz que incide en ellos; rasgos afilados y labios carnosos, en una cara blanca pero dorada por el sol... sin contar bastantes detalles más que habrá que ir descubriendo y describiendo adecuadamente... Si nos lo permite.

Arianna Dundragon
Raza: Human, Chondathan
Descripción: A primera vista es una dulce mujer de unos 20 años, delicadas facciones y modales perfectos. A pesar de su "delicadeza" es una excelente guerrera y empuña su maza en nombre de Lathander, el Señor de la Mañana, Dios al que ha dedicado su vida y a quien sirve con honor y orgullo.


Chris Brightblade
Raza: Human, Chondathan
Descripción: Su anhelo es encontrar una mujer tan bella como él, y para ello comenzó a recorrer el mundo... además de que ya los hombres de Cormyr no se sentían a gusto con este hombre cerca de sus mujeres. Más allá de su fascinación por la belleza, sus ganas de demostrar cuán capaz es de darlo todo en batalla le han llevado a convertirse en un gran guerrero... siempre y cuando luego tenga tiempo de pulir su armadura ornamentada con arabescos dorados y de quitar los coágulos del pomo de su gran espada, en el cual fue forjada una rosa.

Falrrin Whitehorn
Raza: Rock Gnome
Descripción: ¡1,45m de pura destrucción y buen gusto! Ropas regias, camisa amarilla y capa marrón, pantalones marrones. Posee unos guanteletes ornamentados donde se rumorea que guarda los pañuelos de las delicadas damiselas de gran busto y prieta cadera. Destacan dos vainas elaboradas. Una al cinto junto a un exorbitante cinturón con una inscripción que dice "MATASIETE". La otra a la espalda es mucho más grande, pensada para acomodar la mayor prueba de la excentricidad del personaje, hogar de una fabulosa Espada Solar. Se rumorea que la espada le fue entregada por el mismo Lathander en medio de una visión religiosa (más probablemente fue una gran juerga).

Gewar Woraw Tarak
Raza: Human, Shaaran
Descripción: Hombre de mediana edad de piel amarillenta, complexión muscular, ojos pequeños que expresan una mirada decidida, cabello negro largo hasta los hombros, con una cicatriz a la altura de la nariz. Es dificil verlo lejos de su caballo. A simple vista se le ven una espada larga y un gran arco, el cual usa cuando la batalla lo llama.


Ixen
Raza: Pixie (Moon Elf)
Descripción: Una pixie bastante ecuánime y controlada para su "especie", por ello otros pixies no la comprenden mucho. Eso se explica gracias a que en su anterior vida fue una elfa lunar. Aprecia de su nueva vida la pequeña forma de ver la vida... y es que la ve desde mucho más abajo, y ni hablar del tamaño de sus herramientas y ropas (todas ahuecadas en la espalda para sus alitas). Ha aprendido a apreciar mejor a otras criaturas, es alegre y cariñosa, ayuda por el simple hecho de que "el bien ha de reinar", y disfruta de sus nuevas habilidades como mantenerse invisible... y jugar unas cuantas buenas bromas. Y si bien redescubrió el placer de reír, también es seria y buena espía siempre que es necesario.

Jorem Atmal
Raza: Elan (Human, Calishite)
Descripción: Alto y delgado, pero posee más fuerza de lo que aparenta. Cabello marrón claro con vetas negras y ojos color miel. Siempre lleva una expresión seria y de pocos amigos, y no suele hablar mucho... no desde aquel incidente en el que perdió la mano y parte del antebrazo izquierdo. Lleva puesta una armadura de mithril y posee un escudo de cristal azulado y una espada larga de un extraño cristal negro. Cuando debe luchar, utiliza sus poderes para incrustar su espada en lo que queda de su brazo izquierdo.
Nota: este personaje, para las compilaciones de Eveningstar, era PJ (Personaje Jugador). En la actualidad es un PNJ (Personaje No-Jugador).

Morgan
Raza: Rock Gnome
Descripción: Es un gnomo alto para su raza, rubio, bronceado, de ojos violeta muy vivos. Su condición de monje le causa conflicto con su naturaleza de gnomo, por lo que ha desarrollado una disciplina muy particular regida por su propia escala de valores, lo que lo ha obligado a convertirse en itinerante (no encaja en ninguno de los dos mundos). Generalmente es muy alegre y cooperador, pero puede llegar a ser muy rudo cuando se le molesta. A pesar de la viveza de sus ojos, su mirada refleja cierta tristeza oculta, quizás algo oscuro del pasado.

Nikanttus Tadus
Raza: Human, Chondathan
Descripción: Viejo y sucio, mas no desaliñado. Larga barba, extrañamente limpia. Lleva puesta una túnica y un cinto con muchas bolsas. Se distingue un bastón extraño y una daga en el cinto.

Rufus Bramblefoot
Raza: Strongheart Halfling
Descripción: El señor Rufus es un Halfling de ojos marrones y cabello rizado del color de la miel, de unos 3 pies de alto, y una complexión más bien delgada, para ser un halfling. Este antiguo bibliotecario de movimientos gráciles, cara bondadosa y mente activa, generalmente es visto en ropas comunes, con un bonito rapier al cinto, y un bolsito donde lleva sus pertenencias en los viajes. Tanto él como su mascota, una ratica "muy tierna" llamada Elsa, suelen ser agradables compañeros de viajes y aventuras.

Sondir Norfirion
Raza: Sun Elf
Descripción: Conocido en Cormyr y sus alrededores como "El Elfo Blanco", Sondir es un elfo alto y delgado con una piel más blanca entre los elfos de Waterdeep (lo cual es decir mucho). Su cabello es plateado y sus ojos grises son lo más oscuro que hay en su perfilado rostro. Su atuendo normal es una túnica blanca sobre la cual lleva una capa de color perla y una botas también blancas. Su estoque destaca como la única cosa no blanca que carga encima. Tanto su arco como su libro de hechizos tienen este color.

Thorik Stoneshield
Raza: Shield Dwarf
Descripción: "Un individuo de cuidado", puede ser el pensamiento que atraviese la mente de quien lo ve por primera vez. Gran musculatura, y el aspecto de un verdadero veterano de la pelea, confirman esto. Además, un mal humor y mala higiene contribuyen a que su aspecto no sea del todo sociable. Sin embargo, acomete el día a día con una voluntad encomiable, al lado de su hermana, su fiel armadura de adamantio y su hacha de guerra, protegiendo a sus compañeros de viaje.

Eveningstar - Compilación #2

Segunda Compilación 11 de Eleint, Año de la Magia Salvaje (1372 DR), Noche.
Eveningstar, Reino de Cormyr.

Recientemente reconstruida después de la guerra contra el Dragón Maligno, La fachadade la Jarra Solitaria tiene una puerta de dos hojas con dos ventanas a cada lado. En el dintel de la puerta hay un gran letrero con una jarra llena de espumeante cerveza y las letras "La Jarra Solitaria". Una vez dentro, se pueden ver varias mesas circulares llenas de clientes en el centro, del lado derecho se encuentra la barra con sus respectivos bancos, que es atendida por un hombre de edad madura y amable mirada. Del lado más lejano de la barra hay una puerta por la que entran y salen las meseras con la comida (y las sobras). Al fondo hay una chimenea encendida, llena de trofeos y cuadros. Del lado izquierdo de la misma hay una puerta con el letrero "Privado", y a la izquierda de la misma, a su vez, hay unas escaleras que suben. Al lado derecho hay un letrero con la palabra "Retrete". En frente de la chimenea se encuentra un cuarteto de juglares tocando una melodía agradable. En el centro se encuentran varias mesas circulares con sus respectivos bancos. La barra se encuentra casi completamente ocupada, así como las mesas. Del lado izquierdo hay cinco ventanas más.
Al llegar a la puerta de La Jarra Solitaria, Arianna respiró profundamente. "Cuánto tiempo sin venir por aquí", pensó, mientras se bajaba de su caballo para que lo llevaran a un mejor lugar mientras ella estaba dentro de la taberna.
Pocas miradas si quiera se molestaron en posarse sobre nuestros héroes al entrar en la taberna. Después de ser recibidos por una de las hermosas meseras, éstos se acomodaron en una mesa en una esquina, y empezaron a comer sus respectivas comidas y a beber sus respectivas bebidas. Después de un rato en silencio (relativamente hablando), Belmara dijo:
- Vencimos a los Zhentarim, ayudados por unas gárgolas negras, y recibimos nuestra recompensa, la cual, por cierto, aún no hemos repartido. Por supuesto, dichas gemas deberán ser repartidas por igual entre todos los que participaron; es decir, todos menos el señor Rufus y mi hermanito (no te preocupes, hermanito, que las gemas las compartimos entre los dos; qué buena hermana soy, ¿no?). Pero, después de la repartición... ¿qué?
- Bueno, por mi parte no hay problema. Ni siquiera apoyo moral pude darles, sino al contrario unos cuantos gramos de peso en los bolsillos en forma de estatuilla - dijo Rufus prácticamente hablando para si mismo, un poco desconsolado de saber que la decisión era justa y no poderse autoconvencer de lo contrario.
Falrrin puso la vista perdida y con una voz baja, de esas que uno usa sólo cuando habla del corazón, dijo: - Tengo un sueño, un sueño que quiero compartir con ustedes. ¡Vamos a convertirnos en la mayor unidad mercenaria que se haya visto en Cormyr y, dragones mediante, de todo Abeir-Toril! - culminó estas frases con una sonrisa dedicada a sus propios, felices, pensamientos. Luego continuó - Nuestro primer paso debe ser la posesión de una base de operaciones: Creo que una fortaleza en las Stonelands, fuerte y ondeando nuestros colores, debería bastar. - Dicho esto, ensanchó aun más la sonrisa.
De pronto, la sonrisa y la mirada perdida se fueron, dando paso a una mirada como la que un padre bondadoso pondría a sus hijos mientras les da una reprimenda. Luego de hacer un breve suspiro se dirigió a ellos:
- Sin embargo estamos lejos de eso. Hemos prevalecido por nuestras habilidades individuales, pero temo decirles que como grupo somos MENOS que la suma de nuestras partes. Tenemos que organizarnos y entrenar. Tengo un plan: Para iniciarlo deberíamos registrar a los amigos que han recién llegado en la plana del grupo; pero no sólo a ellos, porque me parece que necesitaremos a más gente.
Falrrin se levantó y sacó un pergamino y una pluma. Acto seguido, escribió el nombre de todos.
Nuestro grupo está conformado por Thorik, Belmara, Jorem, Rufus, Arianna y su servidor - dijo, señalando a cada uno en el papel - Partamos de la idea de que hay gente que pelea y otros que son magos por así decirlo. En el grupo de los guerreros pongamos a Thorik, Belmara y Jorem; en el grupo de magia a Arianna y Rufus. Yo no estoy en ninguno de ellos ya que venido el momento puedo hacer las dos, aunque tiendo mas a la primera, además que pertenezco a un grupo llamado Líder - una pequeña sonrisa se plasmó en su cara al decir este último comentario.
Haciendo una pausa para tragar saliva, prosiguió:
- Los guerreros lo han hecho bien; es más, si estamos vivos es porque brazo hemos tenido. No, lo que se necesita es que los magos hagan su trabajo. - señalo a Rufus y Arianna y continuó - Mi idea es que ustedes dos se encarguen más que todo de contrarrestar a los hechiceros enemigos y hacer hechizos benéficos. Deberíamos contratar a un mago para un propósito ofensivo, preferiblemente que pueda hacer varas mágicas. - Falrrin movió la cabeza de forma deliberadamente lenta y concluyó - Si les parece bien entonces iremos a Suzail directo, buscaremos a un mago que sirva para nuestros propósitos, registraremos al grupo y luego practicaremos la mejor forma de combinar magia y acero. Bien hecho seriamos más poderosos que un ejército y es esto mismo lo que trataremos de derrotar. Nuestra primera gran victoria debe ser la erradicación de los orcos y goblinoides de los Bosques del Rey. En ese acto heroico
ganaremos el reconocimiento y apoyo de la corona que necesitaremos si en verdad estamos serios en reclamar una fortaleza para nosotros. Entonces, ¿qué dicen?
- Mmmmm... No sé, Falrrin... - dijo Rufus pensativo mientras permitía que Elsa, su compañera de pelaje gris e incisivos dientes de roedor, se asomara y mordisqueara feliz parte del pan que sostenía en su mano.
Al percatarse de que Falrrin había mencionado su nombre, Arianna dejó de pensar en los viejos tiempos y comenzó a ponerle atención al pequeño guerrero. "Mago... Me acaban de comparar con uno... Será que llevo la maza y la armadura de adorno", pensó. Retomando esa sonrisa cariñosa que la caracterizaba, respondió: - Falrrin, debo decir que estoy de acuerdo contigo con respecto a lo de la organización.
Si en algún momento el grupo pretende permanecer junto, lo mejor es que se organice, pero con lo poco que he estado con ustedes me he podido dar cuenta de que esa no va a ser una tarea sencilla; no porque alguien esté en contra, sino porque cada vez que entramos en algún tipo de combate, la mayoría, por alguna razón, terminan transformados en estatuillas de oro y siempre terminamos dos o tres combatiendo. Con respecto a las habilidades de combate de algunos de los que nos encontramos aquí, - dijo sonriéndole amablemente a Falrrin mientras recordaba como éste había menospreciado sus habilidades en el campo de batalla - me parece que las subestima.
Además de Jorem también hay gente que sabe pelear y si se ponen de acuerdo podrían hacer un mejor equipo.
Dicho esto, Arianna le pidió a la mesera le trajera algo de vino, mientras se preguntaba cómo estarían las cosas en su casa.
Rufus sostuvo sobre su mentón su dedo índice mientras con el pulgar rascaba su inexistente barba, pensando que la bella, y aparentemente dulce, clérigo era bastante razonable.
- ¿De qué sirve la "organización" si todos desaparecen involuntariamente como estatuillas? - se preguntó.
En todo caso, él juzgaba que casi siempre había hecho lo que tenía que hacer durante los combates. Un poco de exploración, un poco de charla equilibrada para ver si se podía evitar un combate, hechizos para proteger al grupo... y para entorpecer a los enemigos. No dudó por un segundo que él sólo se las vería muy mal, en todo caso.
Jorem pidió un buen trago de vino a una de las meseras. Al tomar el vaso, bebió y sintió el vino tocar su garganta. "Qué falta me hacía un buen trago de vino con el cansancio que tengo", pensó para sus adentros. Mientras saboreaba el vino que tenía en sus manos como un elixir, siguió pensando: "Tantas semanas de viaje sin tomar una gota; qué lastima que se me rompiera la bota algunos días después de salir de mi casa. Bueno, pero esos orcos pagaron por su estupidez después de todo." Una sonrisa leve apareció en su rostro al recordar ese pequeño encuentro. Pero entonces recordó su casa y su gente, y su cara perdió la sonrisa otra vez.
En ese momento, al oír una voz conocida que hablaba sin parar sobre sueños, Jorem volteó para ver que pasaba. Observó al gnomo.
- Al parecer se prepara a cantar otra vez. Bueno, no canta tan mal para ser tan feo y pequeño. - murmuro para si mientras seguía tomando vino, y se preparaba para escuchar.
"¿De qué habla? ¿Qué le pasa?" pensaba Jorem mientras el pequeño gnomo hablaba y hablaba.
- ¿Contratar un mago? Está loco el pobre. - murmuró Jorem otra vez - ¿¡Líder!?
La cara de Jorem pasó de mostrar curiosidad a incredulidad y asombro. En ese momento no pudo contener las ganas de reírse, de reírse como hacía tanto tiempo no hacía.
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja...! - Jorem lloraba mientras reía. "¡Qué bueno sonó eso!", pensó.
"Bueno, pequeño es, también es buen guerrero, pero no lo seguiría como líder: Es una palabra muy importante", pensaba Jorem mientras se secaba las lágrimas y terminaba el vaso de vino.
- Bueno, me parece todo muy bien... Que tengas un sueño y eso. Ahora dime: ¿Por qué tendria yo que seguir TU sueño? Si seguimos como una unidad mercenaria, ¿por qué tendrías que ser tú el líder? Yo también puedo entrar en las dos categorias si a eso te refieres. El tratar de trabajar en equipo me parece excelente si se da el caso de continuar. Ahora es muy molesto estar peleando y de repente quedar rodeado de piezas de oro inútiles. La fortaleza y ser dueños de ella me parece muy bien, pero creo que lo detalles hay que arreglarlos además de no pensar tan a futuro, porque mañana podemos estar muertos.
Al terminar ordeno otro trago a una de las mujeres que pasaban por entre las mesas: Tanto hablar le había dejado seca la garganta otra vez.
Arianna escuchó la respuesta que dio Jorem al "sueño" expresado por el pequeño Falrrin. La carcajada de éste le llamó la atención: Realmente era la primera vez que lo veía sonreír. Ella sonrió levemente, pero esta sonrisa sí era sincera: Era alegre ver cómo la gente podía sonreír por algo que de verdad le causara gracia. Al terminar Jorem de intervenir ella respondió:
- Me parece que Jorem tiene razón, Falrrin. Mira, contratar a un mago es muy costoso. Si quieres buscar uno que sepa hechizos poderosos pues costará muchísimo. Dicho aquello, Arianna se acomodó en el banco y comenzó a recodar aquellos días en los que discutía con su gente los planes de batalla durante la guerra. Esta vez su sonrisa y su mirada se tornaron melancólicas, pero no se dejó llevar demasiado por sus recuerdos. Rápidamente se repuso y puso atención a lo que los demás dirían.
Belmara miro a los que habían hablado ya, y dijo:
- Primero lo primero: El "líder". Hasta ahora, en mi opinión, nadie se merece el puesto. El líder tiene que ser alguien con mucho carisma, sentido común, elocuencia, fortaleza de carácter... Y, me van a disculpar, pero no me consta que ninguno de ustedes tenga todo eso. Yo sinceramente no pienso seguirlos a ustedes dos (Falrrin y Jorem) a ningún lado si no es como iguales, la causa es justa, y la paga buena. Y seguro mi hermanito piensa igual, ¿no es así, Thorik?
La expresión de Rufus se iluminó ante la idea de que se trataran todos como iguales. Volteó su mirada hacia Thorik, para ver qué diría el enano, quien posiblemente podría hacer que la conversación subiera de tono. Tomó con sumo cariño a Elsa y la colocó de nuevo en el bolso dejando que se llevara el resto del mendrugo de pan.
- Estoy completamente de acuerdo, hermana. La verdad, señor Falrrin, ahora seriamente me siento muy inclinado a cachetearlo. Puede que tenga las habilidades de un líder, pero eso hasta el momento no me consta. Además, ¿fuerza mercenaria para conquistar tierras? Francamente ni mi hermana ni yo tenemos tiempo para colaborar a hinchar su ego. - vació el contenido de su jarra con tres ruidosos tragos - ¡Camarera! ¡Otra cerveza!
Luego de ver cómo era Jorem cuando reía, Falrrin concluyó en ese mismo lugar que prefería al Jorem taciturno de siempre. Escuchadas estas palabras, la rabia controlada era evidente en el gnomo. Sin embargo, las más tranquilas palabras de Arianna y Belmara lo mantenían bajo control.
Pensando que esto no estaba saliendo como debería, Falrrin volvió a hablar:
- Hay razones de sobra para que yo sea el líder del grupo. No la menor de ellas es que, exceptuando a las dos damas, todos los demás estuvieron a punto de morir varias veces
y yo los salvé. Sin embargo esto fue un acto de combate y es lo único que un ser que aspire a la grandeza puede hacer. No sólo eso, sino que sé que, estando nuestros puestos invertidos, hubieran ustedes también salvado la mía. Es también una verdad que siempre coordiné nuestras retiradas y cada vez que nos batíamos en éstas yo cerraba la comitiva. Puedo también decir que siempre que se ha tenido que hablar oficialmente he sido yo el que lo he hecho, que aparezco como líder en el registro legal de Cormyr y que nuestras aventuras siempre han sido negociadas por mi persona.
Con cara de verdadero dolor, prosiguió: - Pues si no me aceptan como líder, quiero ver si alguien más se ofrece. Si nadie se cree capaz, o nadie es elegido para ello, entonces yo seguiré actuando como vocero del grupo. Creo que por lo menos para eso no se dudara de mí. Ah, Belmara, la posición de líder no me hubiera dado muchas ventajas. La paga y los materiales conseguidos se seguirían repartiendo en partes iguales, además que no obligaría a nadie a seguir causas que no comparte.
Acabadas estas palabras, Falrrin bajó la cabeza y empezó a tararear para sí mismo una vieja tonada que le había enseñado su abuelo, tratando de combatir con ésta el dolor que le había causado la ofensa de Jorem.
- Fallrin, - empezó Rufus, finalmente decidiéndose a hablar, ahora que veía la cara de dolor de su amigo - no sé mucho de capitanes, líderes ni sargentos, pero creo que en todo caso todos tenemos habilidades y conocimientos bastante diversos... y, cuando se trate de algo en lo que yo tenga más conocimiento o habilidad, pues yo, en ese ámbito, probablemente le diré a todos qué hay que hacer... Cuando se trate de dioses y acólitos, Arianna será la llamada a guiarnos. Cuando se trate de cosas en las que sabemos que tú eres inigualable, pues tú lo serás (como en las retiradas y en las presentaciones corteses). En fin... cada quién tiene cosas buenas, y en general creo que podemos manejarnos bien de igual a igual. - Al terminar Rufus palmeó el hombro de su amigo para intentar confortarle.
- Ciertamente no quiero pasar por malagradecido al haber salvado mi vida, Falrrin. Lo agradezco. - este comentario fue hecho con un tono más suave - Sin embargo, usted tiene razón: No puede obligar a nadie a seguir su visión. Como usted expuso al principio su idea, corríjame si me equivoco, nos estaba incluyendo sin prácticamente preguntarnos si estábamos dispuestos. Contó los huevos antes de que la gallina pusiera. Si en verdad desea mi apoyo, gánese mi respeto de otra manera que no sea depender en sus posesiones para cubrir una retirada.
Thorik se reclinó en el taburete, mientras seguía esperando su cerveza. - ¡Pero por Haela, que sí atienden lento! ¡Tengo sed!" - exclamó.
- Fallrin, yo no había querido referirme a eso, pero ya que Thorik lo trae a colación, a mi me fastidian los castillos una vez los conozco... Y eso de volver siempre al mismo lugar, y que la gente te reconozca en todos lados haciéndote preguntas que ya has respondido quinientas veces, no me llama la atención. Respeto que tú quieras eso y sea eso lo que te mueve a hacer lo que hacemos, pero en mi caso, mientras pueda ser libre de ir y venir, yo estoy bien. - Rufus lo miró con firmeza y concluyó: - ¡Claro! ¡Quisiera continuar teniéndote como compañero de viajes, y cuando tengas tu castillo y tu corte, te iré a visitar y podrás contar conmigo!
Al escuchar que Falrinn había salvado la vida de su hermano, y la confirmación de éste, Belmara dijo:
- ¿Qué? ¿Entonces es cierto eso, hermanito? Vaya que eres malagradecido. Y encima pensabas cachetearlo. ¿Qué diría mamá si te escuchara? Por lo menos un regaño y un jalón de orejas. - Luego, mirando al apesadumbrado gnomo, prosiguió - Siendo así, pues estás en deuda con él. Y lo menos que puedes hacer es acompañarlo hasta que tu deuda esté saldada. - Miró de nuevo a su hermano - Y si tú no estás dispuesto a hacerlo, pues yo sí, hermanito. Y con esto no quiero decir que compartamos su sueño ni mucho menos. Es una cuestión de honor. - Y, mirando al resto, concluyó - Además, su causa me parece bastante justa, considerando que vamos a cortar unas cuantas cabezas de orcos y gigantes y quién sabe qué más pestes que habitan esa región. De paso... - y con esto sus ojos brillaron de emoción - algún tesoro habrá por allí también.
Mientras Belmara hablaba, la mesera llegó con una jarra de cerveza para Thorik y se llevó la jarra vacía.
- ¿Tesoros? - preguntó el fornido enano - ¿Tú y que no te importaba mucho eso? ¿Y la "justicia", "ética", dónde las dejaste? ¡Bah! - Cruzó los brazos, un poco molesto - Aunque tienes razón en que le debo algo al señor aquí presente. Tan sólo bajo una condición: Como los otros, - señaló al resto del grupo - deseo un trato igualitario y justo. No me quiero ver dándole masajes en los pies al dandy retaco este. - Finalizó su frase chocando ruidosamente su jarra contra la mesa (sin romperla).
- ¡Ay, hermanito! ¡Hay veces que hasta a mí me provoca patearte! - dijo Belmara, dándole un golpe suave en la cabeza a su hermano - ¿En qué momento dije que el tesoro no importaba? ¿Ah? ¿Y qué tiene que ver la ética y la justicia con el tesoro? ¿Ah? A ver si empiezas a hacer funcionar tu cerebrito. Además, en ningún momento Falrrin dijo nada de masajearle los pies a nadie. Ya estás exagerando. No más cerveza para tí. - Acto seguido, le quitó la jarra a su hermano - Ah, y casi se me olvida: ¡No más insultos!"
- ¡Oye! ¡Todavía no la termino! - protestó Thorik. Alargó los brazos en un intento por recuperar la cerveza, pero desistió enseguida. - Ahora sí me acomodé. Y luego dicen que botar los alimentos y bebidas es pecado. - Frunció el ceño y se reclinó en el más absoluto mutismo.
Jorem observó y escuchó a la hermana de Thorik con sumo cuidado. Al llegar la mesera aprovechó de pedir una jarra más de vino. En ese momento salió del silencio en que estaba sumergido y comenzó diciendo:
- Pues realmente comparto tu visión de pagar deudas adquiridas. - se detuvo para tomar un poco de vino, luego prosiguió - Pero realmente la discusión giró en torno a la creación de un cargo de "líder", con el cual muchos, creo yo, no estamos de acuerdo. Yo por mi parte sí tenía la intención de seguir. Como dijo el pequeño Rufus, ir y venir cuando me plazca y sólo seguir si quiero hacerlo o como dijiste tú, no comparto el sueño, pero tengo la intención de quedarme un poco más para ver qué pasa y qué otras cabezas ruedan. En fin, yo por mi parte quiero seguir caminando por las tierras, explorando, conociendo y eliminando a un orco por aquí, otro por allá. Si es con ustedes, muy bien; si no, también. Si ustedes quieren elegir un líder, allá ustedes yo los
seguiré mientras quiera y ayudaré en lo que pueda pero no seguiré órdenes. Prefiero pelear al lado de un compañero que de un "jefe" o "líder". - con esto Jorem volvió a tomar un trago, saboreando el vino y aprovechando su sabor - No es de los mejores pero por lo menos es algo - murmuró para sí.
- Ciertamente, no debe haber un líder, pero sí estoy de acuerdo con que haya un vocero. El amigo Falrrin es, en mi opinión, el más adecuado para eso, aunque sea porque habla bonito. - dijo Belmara, y, frunciendo un poco el seño, continuó - Además, si es verdad que el registro de Cormyr tiene como a líder del grupo a Falrrin... ¿Por qué nadie reclamó en su momento?"
A Rufus la mirada se le iluminó súbitamente, y dijo con emoción:
- ¡Oigan! Hace algún tiempo, cuando todavía trabajaba en la biblioteca, leí un escrito de un místico de hace mucho tiempo, que dijo lo siguiente...- Por un momento, su mirada se perdió en el vacío mientras balbuceaba el poema en lengua arcana buscando traducir las ideas al común - Algo así como lo siguiente: "No camines tras de mí, pues podría no liderarte. Tampoco lo hagas delante de mí, pues podría no seguirte en cambio camina a mi lado, y sé mi amigo".
Rufus miró al grupo y preguntó: - ¿No les parece una buena divisa para nosotros? En todo caso, para mi ha sido un honor caminar junto a ustedes, y lo seguirá siendo. Y ahora a ustedes dos, pues, será un honor conocerlos y mañana llamarlos con propiedad "amigos". - Y con esto miró a Arianna y a Jorem.
Jorem volteó por un momento a mirar a Rufus. Lo miró brevemente.
- No te lo recomiendo. - dijo en un murmullo muy bajo mirando más allá de Rufus; luego se incorporó y se dirigió a él directamente con voz suave y firme - Pero tienes razón en ese escrito místico, me agrada. Después de todo no eres un chismoso o algo así, discúlpame por haberlo creído. Reconozco mi falta, bibliotecario. Espero que me disculpe si lo insulté.
Ahora que no estaba ocupado insultando al gnomo, Thorik tuvo la oportunidad de razonar acerca de las palabras de su hermana. "¿Registro de Cormyr? ¿En qué momento...?"
- ¡Un momentico! ¡Páralo ahí! ¿Cuándo sucedió eso? - Miró con gran confusión a Falrrin, buscando una respuesta. Jorem, al oír estas palabras se acomodo en el banco: Su trasero estaba adormecido.
- Entonces sí escuche bien cuando Galrrin mencionó eso. Bueno, es muy sencillo: No me acuerdo de haber sido consultado.
Levantó el vaso de vino y tomó un poco antes de proseguir hablando sin mirar a ninguno directamente, sólo si alguno se encontrara más allá de las paredes.
- Debió suceder cuando no me había unido o incluso cuando era una estatuilla de oro, pero en cualquier caso espero que a alguien le pidiera permiso porque no me gustaría pensar que no consultó. Por otro lado, si lo hizo bien mal pues. ¿Qué se puede hacer ahora que no sea simplemente dejar el papel y proseguir mientras nosotros en el grupo? Estamos claros que no significa nada, a menos que dé algo especial al líder sobre todos los demás. - Al terminar de exponer sus pensamientos Jorem decidió levantarse e irse a rentar una habitación: Ya estaba muy cansado.
Al escuchar aquello, Belmara levantó una ceja, más no dijo nada mientras veía a Jorem irse. "Y sin siquiera despedirse... hay que ver la educación de esta gente", pensó.
- ¿Ya se va el señor? Son nueve halcones de plata por el vino y cinco por la comida. - Dijo la mesera.
Jorem se volteó, miró a la mesera, sonrió levemente mientras llevó su mano al pequeño saco que le colgaba del cinturón.
- Toma, aquí tienes. Me gustaría también arrendar una habitación para esta noche. - Extendió la mano y le dio una moneda de oro y cinco de plata a la señorita mientras esperaba por la habitación.
La mesonera recibió gustosa el dinero, y dijo: - Si desea una habitación, hable con Dunman, el tabernero. Con mucho gusto le dará una. - Dicho esto se fue a atender a otros clientes.
Después de haber degustado un poco de vino mientras escuchaba a los demás y de ver lo dolido que estaba Falrrin, Arianna, con una sonrisa (como siempre), se dispuso a decir:
- Falrrin, por lo que he escuchado hasta ahora, el grupo ha funcionado bien sin un líder. Además, todos los que estamos presentes preferimos estar en un grupo de amigos. Una cosa es seguir juntos porque sea nuestro deseo y otra porque sea nuestra obligación, y creo que todos preferimos lo primero. Belmara, yo no sabía que Falrrin era el líder cuando registraron el grupo en Cormyr, recuerda que yo no me había unido al mismo para el momento. - bebió un pequeño trago más de vino y prosiguió - Rufus y Jorem tienen razón. Por mi parte prefiero que en ese aspecto burocrático sigamos como amigos: Cada quien tiene un aspecto fuerte y conoce más acerca de ciertas materias, lo que hasta cierto punto nos hace especialistas en algo y eso nos podría dar ciertas ventajas a la hora de combatir, y para eso hace falta organización y practica, pero no hace falta un líder. Todos los que estamos aquí somos muy independientes en ese
sentido y un líder estropearía más las cosas. Falrrin, el hecho de que el grupo te haya dejado en aquel momento poner en el papel en Comyr que eres el líder no implica nada. Seguramente era algo que se exigía. Un líder se forja en el campo de batalla: Es líder porque su grupo lo sigue, no porque un papel en Cormyr lo diga. - en este momento la sonrisa de Arianna se tornó aún más dulce; poniendo una expresión más seria, continuó - Ha sido un placer habla con ustedes esta noche, pero ya para mí es hora de retirarme hacia mis aposentos. Pasaré por aquí mañana en la mañana a ver si han decidido algo. Por favor, si van a seguir bebiendo, como supongo, no sigan discutiendo acerca del tema; lo mejor es que lo discutan sobrios.
Arianna se levantó de la mesa y se dirigió hacia la salida, con un gesto de despedida que fue respondido por Belmara. La mesera la interceptó justo antes de llegar, y le dijo:
- Un placer tenerla por aquí, mi señora. Son 3 halcones de plata por el vino y 5 por la comida. Ya le llamo al muchacho para que le traiga su caballo. Acto seguido, llamó a un muchachito para que trajese el caballo de Arianna. El muchacho regresó al poco rato con éste, y con una mirada de admiración, dijo:
- Aquí está su caballo, mi señora. En perfecto estado. Incluso me tomé la libertad de revisarle las herraduras. Nada más un halcón de plata por cuidarlo.
Arianna pagó lo que debía, revisó que su caballo estuviese en verdad bien, lo montó y se dirigió hacia su casa.
Al ver que Arianna se iba, Falrrin también le hizo un gesto de despedida, y dijo:
- ¡Oh! Me estaba olvidando de pagar, señorita. Gracias a Oghma que esta cortés dama me lo ha recordado. - Acto seguido Fallrin saco una moneda de oro y se la lanzó a la mesonera con el pulgar.
Regresó la sonrisa a la cara del gnomo como si con este simple gesto el mundo fuera mejor. Se paró rápidamente y dijo: - Bueno, creo que saldré un momento a dar un paseo. Confío que cuando regrese mi cuarto me estará esperando. - terminó esta última palabra con un guiño juguetón a la mesonera.
Antes de salir de la sala hizo un pequeño saludo con la cabeza para los compañeros que todavía quedaban en la taberna.

viernes, 1 de junio de 2007

Eveningstar - Compilación #1

11 de Eleint, Año de la Magia Salvaje (1372 DR), Anochecer.
Eveningstar, Reino de Cormyr.

La luna brillaba entre las nubes y una fresca brisa anunciaba la próxima llegada del otoño. Después de "derrotar" a los Zhentarim que habían invadido las Haunted Halls (bueno, en realidad unas extrañas gárgolas negras hicieron casi todo el trabajo), y haber recibido su justa recompensa (nada más y nada menos que un cofre con 10 Lágrimas de Laeral), Arianna, Jorem y Belmara dirigíanse a La Jarra Solitaria (Jorem y Belmara a pie, Arianna a caballo), cuando, de improviso, tres de las estatuillas de oro que cargaban retornaron a sus formas originales: Rufus, Thorik y Falrinn. Ya acostumbrados a ello, se limitaron a ver a su alrededor, notando que no había nadie a la vista. Evidentemente Eveningstar aún no se terminaba de recuperar de la guerra de hace un año, de lo contrario ya habrían al menos dos dragones púrpura en el "lugar de los hechos".
Rufus estrujó sus ojos con sus puños, incorporándose del suelo.
- Esto ya no me está gustando - dijo en un tono de voz a mitad de camino entre molestia y molestia fingida.
Reconoció a sus compañeros, Thorik y Fallrin, agradeciendo no estar solo con el cargamento de estatuillas doradas, y de pronto se sorprendió de ver a un montón de gente grande. Gente desconocida.
- Ahora me gusta mucho menos. Resulta que uno se acuesta a dormir en una torre de una mazmorra, luego de una entretenida lucha con muertos vivientes y almas perdidas en una antigua morada de enanos, y luego de un parpadeo se encuentra que está en el medio de un camino, con un montón de gente-grande-salida-de-la-nada... - dijo en tono jocoso, para luego agregar - ¡Si tan solo hubiesen esperado que durmiera para hacerme esto!"
Se incorporó por completo, sacudió el polvo de sus ropas, confirmó la presencia de su libro de hechizos, y se presentó a su desconocida audiencia con un lacónico "Hola. Soy Rufus".
Thorik, con el desparpajo típico de él y la confusión que siempre lo embargaba cada vez que lo transformaban en estatuilla (se estaba aburriendo, a decir verdad), apenas tomó conciencia miró a su alrededor. Ya conocía las caras de Rufus, Falrinn y Jorem, pero dos caras lo hicieron reaccionar. Una, desconocida totalmente para él, y la de su hermana, a la cual no veía desde hacía semanas, quizás meses.
- "¡Hermana! - exclamó - ¡Benditos sean los ojos que te ven! Por fin nos encontramos otra vez. - Acto seguido, la abrazó.
- Ejem... conozco a estos tres, - señaló a Rufus, Falrinn y Jorem - pero esta cara es nueva. - miró hacia Arianna - ¿Quién es usted y qué hace con nosotros? - El rostro de Thorik denotaba bastante curiosidad.
- ¡Parece que no soy el único desubicado aquí!" - dijo Rufus sonriendo y mirando al desarreglado enano de reojo.
- Me parece una construcción interesante... esa... "qué hace usted con nosotros?" Mmm... - continuó, pensativo - Normalmente esa es la forma de preguntar a un ladrón quien porta una de nuestras pertenencias. Supongo que nosotros nos pertenecemos a nosotros mismos. - razonó el ex-bibliotecario halfling.
- Por ello me sumo a la pregunta de mi compañero Thorik. - concluyó al fin, mirando con "carácter" hacia las dos gentes grandes, ocultando su hombro derecho detrás del corpulento enano, como quien no quiere la cosa, mientras repasaba mentalmente su hechizo de tela de araña (y recordaba que de todas formas sería inútil en el lugar en el que se encontraban).
Arianna, a decir verdad, un poco sorprendida debido a tan misteriosa transformación (y preguntándose por qué sería que la misma sucedía), le respondió a Thorik, mientras le sonreía de una forma acogedora como quien le sonríe a un niño que hace una pregunta insegura.
- Mi nombre es Arianna Dundragon, y estoy aquí acompañándolos en nombre del Señor de la Mañana, un placer conocerlo, ¿Cómo prefiere que lo llame? - Y, manteniendo la sonrisa en el rostro, siguió cabalgando.
- Thorik Stoneshield, - dijo Thorik escuetamente mientras alargaba la mano - "hermano de Belmara aquí presente. ¿Quién es ese Señor que usted menciona?" - Respondió a la sonrisa con un leve asentimiento.
Belmara, que por fin veía algo razonable (su hermano abrazándola) desde que se unió a este grupo, le devolvió el abrazo a su hermano, y hubiese deseado quedarse así un poco más (a pesar de lo sucio que éste estaba), si no fuera porque su hermano se separó de improviso y, sin más ni más, empezó a hablar con las otras personas.
- Vaya hermano me gasto yo, y eso que me tenía preocupada. - dijo en voz alta.
- ¿Pues qué me podía pasar ahí dormidito como estaba, hermana? - respondió Thorik. - Para nada te preocupas. En fin, a ver, ¿qué pasó? ¿Alguien ofrece una explicación?
Al ver que Arianna seguía su camino, así, sin más ni más, como si nada especial hubiese ocurrido (y eso que el hedor de su hermano ya empezaba a sentirse con fuerza), Belmara se rascó la cabeza (o al menos lo intentó, considerando que todavía llevaba el casco puesto) por un instante, y luego le dijo en voz alta:
- Oye, Arianna, ¿cómo puedes seguir cabalgando como si nada hubiese pasado? ¡Ea! ¡Detente!
Arianna detuvo su caballo. Mientras se repetía las palabras de Belmara acerca de lo maloliente y sucio que estaba su hermano. Pero, claro, por educación esas cosas había que soportarlas: La etiqueta va por delante. Luego de pensar eso le sonrió muy amablemente a Thorik de nuevo y a Belmara también. Y dijo:
- El Señor de la Mañana, es una de las formas a la que llamamos a mi Señor Lathander, a quien orgullosamente sirvo.
Percatándose de pronto de la presencia del despreocupado halfling, se volteó a saludarlo:
- Un placer, Rufus. Como ya le he dicho a vuestro amigo Thorik, mi nombre es Arianna Dundragon.
Thorik miró a Arianna de nuevo y respondió a su explicación previa:
- Interesante ese Señor. ¿Así que ahora hacemos trabajitos a nombre de él? Quisiera revisar el contrato.
Al escuchar aquello, Belmara le dio un codazo a su hermano, y dijo:
- Si serás bruto, hermanito. ¿No te das cuenta que ella es una clérigo? Allí está el símbolo, ¿no ves? El sol y todo eso. Cómo se nota que no le hiciste caso a las clases de religión.
- ¡Ajá! ¡Maldito, termina de morir!, ¿pero qué...? - dijo Falrrin sienténdose un poco ridículo al ver que el arco descrito por su bastarda sesgaba solo el viento. Un pedazo de cuello, que alguna vez perteneció a algún pobre zhentarim, caía de la espada acompañado de una línea de sangre, dándole un toque carmesí al noble temple de la espada.
- Mmm... Así no funciona... Lo de la sangre le da un toque dramático, pero no si tiene trozos de carne, el público no se enamora de carniceros. - pensó Fallrin.
Súbitamente, sacó uno por uno los pañuelos que tenia bajo los brazaletes. "¿Rebecca...? No, muy bonita. ¿Luisa...? Mmm... Luisa..." - pensó por un tiempo el hombrecito en las habilidades y la flexibilidad de aquella - "¡Qué va! Esta se queda. ¡Ah! ¡Ya sé! Tamara: Esa sí que fue un desperdicio." Con la misma gracia de un gato Falrrin tomó el pañuelo que le entregó Tamara y empezó a limpiar la espada mientras se acercaba a Jorem.
- Oye, hombre, supongo que ganamos por el hecho de que estemos vivos, pero ¿qué pasó en específico? - Dijo Fallrin a Jorem mientras se deshacía de forma desinteresada del ahora sucio pañuelo.
"En fin, siempre estuvo algo tostado." - pensó Thorik. - Cierto, cierto, compadre: ¿Qué pasó? Explíqueme." - Dijo en voz alta.
Rufus miró expectante por escuchar las historias que pronto habrían de ser contadas.
Jorem, al ver que las estatuas se transformaban en algunos conocidos, (otra vez), se sintió cansado y a la vez aliviado de la rutina. "Bueno, por lo menos conozco a varios esta vez." - pensó - "Pero, un momento, ¿quién es ese que esta allí y se dice llamar Rufus? Primera vez que lo veo." En ese momento salió del trance con la pregunta del gnomo.
- Bueno, pues sí, ganamos. Realmente le pateamos duro a esos zentharin, zentarin o como se llamen. Nos dieron una dura pelea pero al final los eliminamos. Por cierto, será mejor que nos pongamos en marcha, que estoy cansado y quiero entrar a un buen cuarto con una buena cama. - Luego, mirando al resto del grupo - A aquellos que no me conocen, soy Jorem Atmal. Mucho gusto. Ahora deberíamos buscar un lugar dónde descansar.
Después de una pausa, en la que se dedicó a observar a la figura montada en el caballo, prosiguió, sonriendo:
- Ah, por cierto, Falrrin. Nos encontramos con unas gargolitas que destriparon a unos cuantos zentarines y los dejaron como puré, y también creo que una de ellas le dio una paliza a la mujer que va con el caballo. Creo que eso es todo. - Sabía que eso iba a despertar una gran cantidad de preguntas y dudas.
- Así que eso fue lo que pasó - dijo Thorik - Y tú, Belmara, divirtiéndote de lo lindo y ni me avisas cuando se prende una pelea.
Con actitud enfurruñada cruzó los brazos, aunque con una expresión medio divertida hacia su hermana. - Ahora que lo pienso, mi estómago me está hablando en dracónico. ¿Hay algún sitio donde podamos darle combustible? ¡Por Haela, que tengo la garganta seca! - rió en una carcajada un poco grosera.
- Justamente nos dirigíamos a una taberna para comer y beber, cuando aparecieron ustedes. - respondió Belmara.
- Compañeros aventureros. Entiendo su apuro por comida y bebida, pero si vamos a arriesgar nuestras vidas juntos me parece que lo mejor que podemos hacer es que cada uno conozca a los que no les resulten conocidos - dijo Fallrin en un tono vehemente, de forma clara y fuerte, con el donaire de aquel que esta acostumbrado a ser escuchado.
Luego de una pausa teatral prosiguió - De especial importancia que por lo menos yo los conozca, no porque sea su líder sino porque seré el que inmortalizará nuestras obras y les aseguro que sin nombre no hay reconocimiento. - Una sonrisa maliciosa plasmóse en su cara.
- Empezaré yo para que no se diga nada. - Acto seguido, el jovial gnomo saludó y se presentó a cada uno de los desconocidos, saludando a su viejo compañero Rufus con un abrazo de codos y un fuerte abrazo; luego saludó a la dama enana con una gentil reverencia que pudo haber salido del más refinado cortesano de Waterdeep.
- En la Jarra Solitaria seguro encontrarás una buena pata de cerdo y una jarra de cerveza para ti, mi desaseado amigo - dijo Fallrin frunciendo el ceño de forma exagerada ante el tradicional mal olor del enano - ¡Y para todos nosotros, muchachos. Así que dirijámonos allá a paso ligero y espíritu ascendente que después de todo somos héroes regresando en procesión triunfal!
Luego de unos segundos de caminata se acerco a Jorem y le dijo en voz baja: - ¿Alguna vez viste algo así como esas gárgolas? No me parecieron normales. - "Claro está que normal es una palabra relativa cuando se habla de gárgolas", pensó Fallrin.
- Mmm... Quizás alguna historia hable de ellas, tendría que pensar al respecto. - Dijo más para sí mismo que para Jorem. Nada le vino a la mente... ese vacío de cinco años en su memoria estaban empezando a volverse un problema.
Metido en sus propias cavilaciones al respecto, siguió caminando hacia la taberna.
Uno se metía en sus cavilaciones, mientras otro salía de ellas, preguntando con su característico y sencillo acento halfling: - Bueno... eso de "espíritu ascendente" me sonó medio macabro, mí estimado amigo. Yo prefiero tener mi espíritu conmigo aquí cerquita. De cualquier otra forma no me parecería muy normal que digamos. Por cierto... hablando de cosas normales, creo que entenderán que es normal que les pregunte algunas cosillas... como dónde estamos, a dónde vamos, y qué vamos a hacer luego de descansar... - Rufus finalizó su frase y aceleró un poco su andar de pequeños pasos al percatarse de que en su lenguarada se había quedado un poquitín atrás. Sin embargo, nadie parecía escucharlo.
"Si hay gente, hay problemas" pensó Jorem mientras seguía caminando, siempre manteniendo un especial cuidado de los alrededores. Realmente tenía que tomarse algo y descansar. Sobre todo descansar. En eso escuchó lo que le decía el gnomo.
Jorem pensó un momento antes de contestar, hasta que por fin respondió:
- Bueno, lo de normales con las gárgolas es difícil. Tal vez son otra raza o creaciones mágicas o simplemente animales extremadamente feos que se parecen a esos bichos de piedra... - y luego, pensando en voz baja abstraídamente, agregó - Un momento: Las gárgolas son de piedra.
- ¿Fallrin? ¿Las gárgolas no son "normalmente" de piedra? Las que yo conocía lo eran, y estas sangran y además comen.
- Maese Jorem, - dijo Rufus entrometiéndose "ágilmente" en la conversación - normalmente se habla de gárgolas, inclusive en las antiguas escrituras en las que he tenido el honor de husme... eh... investigar, refiriéndose a criaturas de piedra encantadas, con formas que generalmente se confunden con el ornamento del sitio, cuyas "órdenes" son atacar a intrusos, y todo eso. Tú sabes. - Rufus miró a Jorem con cara de quien habla de algo muy obvio.
- Evidentemente no tendría sentido que sangraran, y en ninguna de las historias y gárgolas que he visto y escuchado... eh... digo... escuchado y visto, muchos han logrado destruirlas confirmando que están simplemente hechas del mismo material que se usa para construir, aunque posiblemente algunas tienen alguna joya o artefacto incrustado que les permiten ciertas habilidades extra. - Rufus se detuvo pensativo y continuó - Bueno, no sé tanto acerca de que si sangran o no algunas gárgolas, pero no creo que sea algo muy común de ver o escuchar.
Rufus nuevamente se adelantó un poco al grupo de aventureros, ya que hablar de temas inspiradores y caminar rápido no eran cosas que se le dieran mucho al ex-bibliotecario.
Luego de bostezar una vez más y pensar un poquito, dijo con voz de chisme y misterio:
- Pero sí he escuchado algunas extrañas historias... que hablan sobre cierto nuevo tipo de gárgolas que andan rondando por allí... - miró a sus compañeros con expresión de drama y seriedad - "gárgolas negras", les llaman... y se dice que suelen atacar capillas y cosas así. No sé si sangran o comen cosas o animales. Dicen que llegan de improviso, matan a los clérigos, laicos y todo aquel que no haya corrido suficientemente rápido, y luego se van. Al menos a los clérigos, laicos y transeúntes no se los comen. A lo mejor tienen otra dieta. O a lo mejor no comen. No sé qué pasa cuando las matan, porque, que yo sepa - y aquí hizo un silencio solemne - nadie ha podido matar ninguna para constatarlo. Algo sí me parece sospechoso, y es que sus números parecen aumentar. No sé si hay magos dedicados a hacerlas, que entrenan más magos para ayudarles a aumentar la velocidad con que las hacen, o si es que estas gárgolas... ponen huevos, o se casan y tienen hijos, o en concubinato o por medio de harenes... o... bien... ustedes
entienden lo que quiero decir, ¿no? - preguntó Rufus, de repente un poco sonrojado, tras lo que aceleró de nuevo sus pasitos para alcanzar al grupo.
Al escuchar que le dirigían la palabra, Jorem se volteó y observó al halfling que se
encontraba hablando. "Vaya que mientras más pequeños más habladores" pensó mientras esperaba que terminara.
- Estás muy bien informado, Rufus, sobre lo de las gárgolas. Me pregunto si eres algún tipo de sabio o simplemente te gusta ser chismoso. De todas formas ambas habilidades son muy útiles en estos momentos - dijo Jorem mientras sonreía un poco, lo que le preocupó ya que no sonreía tanto desde hacía mucho tiempo.
- Maese Jorem, - dijo Rufus un tantito indignado - si soy sabio o no, en todo caso no me correspondería a mí decirlo. Supongo que todos sabemos un poco más de algunas cosas, y un poco menos de otras. El chisme cotidiano no me atrae, sin embargo siempre me he visto atraído por lo relacionado con la magia y la aventura. Comparto la información siempre y cuando no haga daño a nadie... sin necesidad. Sucede que he tratado de aprender algo sobre magia, y trabajé mucho tiempo como bibliotecario en una biblioteca de magos, allá cerca de mis tierras, y bueno... ser bibliotecario y no ser curioso de los libros, es un verdadero desperdicio, usted comprenderá... Grande fue la carcajada de Fallrin al escuchar a Rufus.
- Sí, es verdad... Jorem, Rufus no es chismoso, el chismoso soy yo - dijo Fallrin terminando con una breve carcajada para no molestar a sus compañeros. El resto del grupo nunca podría saber la verdad de esta expresión al no poder participar en ninguna de las reuniones de bardos.
- Para tu registro - prosiguió Jorem - sí hemos logrado matar una o dos y por dentro tienen las tripas igual que otros animales: Rojas y desagradables - dijo en un tono sombrío. Recordaba que sí, es verdad que sangran, pero son un enemigo muy peligroso.
- Capaz de ser muy sigiloso en la oscuridad - Dijo en voz baja para sí mismo y recordó aquel encuentro en la noche cuando se percató que una los observaba mientras dormían. La piel se le erizó al recordar.
- Entonces creo que en verdad deberíamos pensar en alguna nueva clase de animal, posiblemente creado mediante magia, en particular de la escuelas de transmutación y encantamiento - dijo Rufus, agregando luego con preocupación - Mala cosa.... mala cosa.
- Quizás sí, quizás no. Por ahora preocúpate más por no quedar retrasado, que luego no te prometo que puedas llenar ese hueco transdimensional que ustedes los halflings llaman estómago - dijo Fallrin mientras esbozaba una media sonrisa.
Nada más se dijo hasta que llegaron a la taberna.

Prólogo

20 de Eleasias, Año de la Magia Salvaje (1372 DR), 10:30pm.
Algún lugar de la ladera occidental de los Picos de las Tormentas.

Un leve temblor, de pocos minutos de duración, sacudió la ladera, haciendo volar a los pájaros y
ahuyentando a los animales (y a uno que otro monstruo también). Varios minutos después, una
hombre salió arrastrándose de una de las muchas cuevas que hay en la zona, tendiéndose en el suelo y respirando pausadamente en un intento de recobrar el aliento. Esa noche en particular no tenía luna, por lo que era difícil distinguir las facciones del hombre.
- “Ah, muchacho. En verdad eres lento. Estaba a punto de irme.” - Dijo una voz.
Ligeramente sorprendido, el hombre se incorporó y encaró a su interlocutor, un hombre sentado en una piedra al lado de la entrada de la cueva.
- “Pues a mí me sorprende el hecho de que hayas estado esperando.”
- “¡Ja, ja, ja! ¡Qué poca fe me tienes! Si hasta me tenías preocupado.” - Dijo el otro con expresión
de inocencia.
- “Por supuesto. Qué considerado de tu parte.” - Dijo el primer hombre, frunciendo el ceño.
- “Bueno, bueno. Ya sabes cómo soy yo, ¿no? Después de todos estos años.” - Dijo el otro y, con
una mirada de preocupación, añadió - “¿Cómo les fue a los muchachos?”
- “Bastante bien, considerando lo que les hiciste. No creo que quieran volverte a ver, a no ser que sea para desquitarse.” - Dijo el primero, ya más calmado.
- “Ah, bueno, gajes del oficio.” - Respondió el otro, con una sonrisa. Siempre esa desconcertante
sonrisa, pensó el primero.
El segundo hombre continuó hablando. - “Pero ya tenemos uno de los artefactos. Pronto, muy
pronto, tendremos los demás. Y, créeme, lo quieran o no, ellos tendrán que ayudarnos. ¿No es
hermoso?”
- “Supongo que sí, en esa retorcida mente tuya.”
- “Gracias, gracias. Bueno, el tiempo apremia. Es hora de irnos.”
Sin responder, el primer hombre se levantó y se sacudió el polvo de su vestimenta, sin mirar a su interlocutor. El segundo hombre sonrió, y murmuró las arcanas palabras de un poderoso hechizo.
Ambos hombres desaparecieron rodeados por un humo rojizo.
Ladera abajo, un maltrecho grupo de aventureros se encaminaba de regreso al pueblo de Pico del Águila, refugio de caravanas y viajeros en las casi desoladas tierras al oeste del Reino de Cormyr.

Las Estatuillas de Oro

Las Estatuillas de Oro es un juego de Rol por E-Mail, basado en los Reinos Olvidados usando las reglas de D&D 3.5, que narra las peripecias de un grupo de aventureros quienes se caracterizan por tener la "Maldición de La Estatuilla de Oro." Dicha maldición hace que una persona se convierta en estatuilla de oro en cualquier momento sin previo aviso, para después regresar a su forma original después de un tiempo que va desde meras horas hasta días o incluso semanas.

El juego está activo actualmente, y se juega en el grupo google http://groups.google.com/group/las_estatuillas_de_oro

En este blog, se publicarán, a modo de novela, las compilaciones de las sesiones de juego por email.

Esperamos las disfruten! Los comentarios son bienvenidos.